Cerdopolis

Luego de tres fallidos intentos de amistades por abrirme una cuenta en FB , al terminar la maestría decidí hacerlo para no perder el contacto con los nuevos amigos. Habían dejado de usar el messenger, me hablaban de fotos que no había visto y muy pocos respondían mi mail prontamente. No pude ser más un salmón. Sentí el efecto narcótico despertando un dormido y desconocido voyeurismo salivoso mientras veía como otros sacudían sin asco ni pudor sus depresiones, sus pensamientos, sus vergüenzas, sus rollizas carnes, sus inconcientes. Bienvenido al mundo vedettero.

De pronto, largas listas de personas del barrio, de la escuela, de la universidad, de las oficinas donde laboré, amigos de los amigos del barrio, de la escuela, de la… me entienden, ¿no? y aún de desconocidos o de aquellos que mi memoria había intencionalmente desterrado. ¿Debo aceptarlos? Si porque sino no soy tu amigo, que descortesía, que afrenta, que hijoeputa. Sí porque que roche no tener amigos; que roche que aparezca la ventanita “ayúdale a conseguir amigos”. La popularidad medida a través del ranking de amistades. Acepta, invita, acepta.

Lárgate si no te gusta leo de un desconocido. El problema no es la herramienta sino el usuario me dice un amigo más amigo. Eso parece porque FB también ha significado grandes movilizaciones, amistades recuperadas, historias de amor y mucho humor. Cómo nos transforma es aún incierto. Tengo la sensación que los conceptos de privacidad se diluyen; tengo la impresión que hay una preferencia por incrementar los contactos a costa de reducir la interacción con ellos.

Aunque inmerso en polémicas por la falta de políticas de privacidad y la cesión de los derechos de autor, FB sigue creciendo incontrolable e incontenible adueñándose con nuestro consentimiento de nuestra información. MdM toca algunos aspectos de FB.