Hilaria Supa es una congresista quechua-hablante que tiene problemas para leer y escribir en castellano. Su vida está relacionada a la lucha constante por los derechos humanos, la mujer, la alfabetización y el activismo contra la esterilización forzada que se impuso en la época de Fujimori. La página del Congreso le registra 19 leyes aprobadas.
Acaba de ser nombrada Presidenta de la Comisión de Educación y explotó la hecatombe. “No soy racista pero como van a poner de presidenta de educación a alguien que no sabe leer ni escribir”; “No estoy discriminando, pero es una mujer incapaz de asumir ese rol”; “No es que sea serrana pero es como poner a un zapatero como Ministro de Economía”; “No es que sea indígena pero si tuviese al menos estudios en Oxford”; ay fo, fo, foronfonfó.
Martha Hildebrandt, mujer, congresista, lingüista y culta entre las cultas -usualmente llamada a ser presidenta de dicha comisión ha renunciado a la misma alegando: “Es una burla que la Comisión de Educación se entregue, por motivos políticos, a una persona de tan bajo nivel cultural”. Ya hace un tiempo - el diario Correo, cosa que tampoco sorprende- hacia burla de la escritura de Supa y criticaba la capacidad de la congresista. Acabo de leer en La Mula a una persona que se esforzaba por discernir entre representación y función. Supa sostenía, puede representarnos en un Congreso pero no puede asumir funciones por estar incapacitada.
¿Esta Hilaria incapacitada para presidir la Comisión de Educación? ¿Soy una persona prejuiciosa si afirmo que Supa es incapaz? Mi intuición me dice que sí; que hay racismo y discriminación pero me costaba encontrar argumentos para rebatir las críticas que se hacían. Digamos, uno busca tener personas preparadas en el Congreso e indigna que se llene de payasos, rateros e incapaces. Quizás una mejor pregunta que podamos hacernos es si la falta de lectoescritura castellana hace incapaz a una persona. Mi respuesta es no. El idioma no mella la capacidad de una persona. Por lo tanto, asumir que una persona es incapaz porque no domina un segundo idioma es totalmente racista y discriminador. La situación de Supa pone en evidencia una doble marginación: la de ser mujer y la de ser del ande. Bajo la mirada intolerante, para ser capaz, un quechua-hablante debe aprender castellano y "buen" castellano, de lo contrario estás jodido. Es una cara de la imposición, opresión y marginación que se tiene con los quechua- hablantes.
Imaginemos a Hildebrandt en Cusco, podría ella presidir una comisión de educación. Ella dirá que no le interesa (casi que le apesta) pero si de capacidad se trata, estoy segura que sería capaz de tener éxito si consigue un traductor. La inteligencia no está relacionada a la lectoescritura de una segunda lengua. Trabajo en India y debe expresarme en inglés. Nadie aquí en mi oficina duda de mis capacidades a pesar que me cuesta comunicarme en una lengua que me es ajena.
Por otro lado, el Congreso está lleno de corruptos, mermeleros, payasos y holgazanes, pero nadie renuncia si alguno preside una comisión. Prefiero -por ejemplo- a Supa antes que Mallqui sancionado penalmente por corrupción y un fracasado total en la gestión deportiva, pero está libre de culpa y podría presidir una comisión; ¿Sera porque él domina el castellano? Nadie puso el grito al cielo cuando Mercedes Cabanillas fue asignada como Ministro del Interior que me imagino sabe tanto como el Monseñor Cipriani de Kamasutra. Ocurrió la matanza de Bagua durante su gestión, y aún así, anda libre sin mayor cuestionamiento de su capacidad. Todos ellos dizque saben leer y escribir en castellano, por lo tanto, nadie cuestionó sus capacidades ni se rasgaron las vestiduras. Hildebrant se dedica a dormir en el Congreso y ella argumenta que prefiere hacerlo antes de oír sandeces. ¿Por qué no hace lo mismo en la Comisión de Educación? ¿Por qué no siguió con su largo sueño en vez de armar el escándalo? Hubiese preferido que la "experta" soporte esta oportunidad magnífica de una mujer indígena en la presidencia. Pero la señora cultísima, alza la nariz, gira, da la espalda y se marcha. Buen ejemplo de tolerancia e interculturalidad.
Si al final de su presidencia no hizo nada, que saquen la mierda a Hilaria por su pésima gestión y falta de capacidades de liderazgo, aunque esperaría sin mayor alusión a su falta de conocimiento de castellano. Sin embargo, ahora ella podría ser clave para mejorar la educación rural del país, reducir el racismo y prejuicio de la sociedad, abrir campo a la interculturalidad y la educación bilingüe.
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