Cerdopolis

7
Camana venía a caballo desde las punas de Condorhuachana –aquel lugar donde nacen los cóndores- cuando se cruzó con las huestes de Hildebrando camino a la carretera donde habían sido alertados se encontraban los pobladores de Lucanamarca haciendo minka. Uno lo bajó de su caballo con un empujón cayendo al piso.

-Conchatumare, gritó Camana.

Se reincorporó de inmediato y apresado por la ira se fue encima sobre aquel sujeto enano que lo enfrentaba, pero pronto fue apresado por una enredadera de brazos y piernas del grupo que lo acompañaba. Lo golpearon, lo ataron con las riendas del caballo y lo obligaron a continuar la marcha con ellos. En el camino -en el paraje de Muylacruz- se cruzaron con el grupo enviado por Gualberto. La fugaz escaramuza de los trece campesinos frente a los sesenta senderistas armados terminó con la captura de diez campesinos, y entonces, empezó la carnicería. Camana no pudo presenciarla; habían decidido empezar con él. Lo hicieron arrodillar; lo acusaron de gamonalillo servidor del viejo Estado; sin más y en medio de las vivas al partido le dejaron caer un hachazo sobre la nuca. Despertó en la oscuridad de la madrugada con un fuerte dolor de cabeza; tanteo su cabeza y descubrió una gran costra aún gelatinosa; tanteo a su alrededor y comprobó que estaba rodeado de cuerpos; los movió, zamaqueó y comprobó que todos estaban muertos; se reincorporó como pudo con un palo y tambaleando siguió la carretera Huancasancos; pronto fue encontrado por unos vecinos.

8
Al llegar a la plaza, Edda fue separada de su esposo pero pudo ver como él era llevado hacia un costado de la plaza, al frente de la iglesia y echado boca abajo con las manos en la nuca, de manera similar a como ya lo habían hecho otros comuneros formando una hilera sobre el suelo. Los cubrían con sus propios ponchos y los obligaban estar quietos. Desde su posición entonces vio como un terrorista apuntó un revolver sobre su esposo.

-Miserable yanauma, y el camarada soltó un tiro.

Edda sintió una punzada en el vientre, creyó que se desdoblaba, quiso llorar pero la barbarie aún no terminaba, pensó que el día sería eterno y deseó morir a ver lo que sus ojos veían. Una segunda fila de hombres alzaban machetes, combas y piedras pesadas que luego dejaban caer con toda su furia sobre las cabezas y nucas de los hombres tendidos. El clamor de Edda por morir estaba ya decidida cuando un niño trepado desde un tejado gritó que los sinchis se aproximaban. Entonces, Hildebrando ordenó la retirada no sin antes dejar incendiando el Consejo y algunas otras casas en el camino. Edda y las mujeres se acercaron a ver a sus maridos. El escenario era macabro.

- Cuando me acerqué, estaba convulsionando, aún con vida, tenía la boca partida por el hacha, parte de la masa encefálica estaba fuera del cráneo, porque su cabeza estaba partida en cuatro...; algunos órganos del pecho habían sido retenidos en la ropa, cuando quise levantarlo de un brazo, ya no lo tenía, estaba separado del cuerpo.

9
Al caer la noche, Lucanamarca había perdido a 69. De ellos, 18 eran niños y uno tenía apenas 6 meses de nacido. 11 fueron mujeres y una de ellas había estaba gestando. La mayoría fue muerta a golpes de pico, hacha y machete en la cabeza o nuca. Varios de ellos ejecutados mientras se encontraban indefensos y rematados a golpes de machete y piedras. No hubo investigación del caso. Recién con la Comisión de la Verdad (CVR) se inició la investigación sobre la matanza de Lucanamarca. Durante el 2002, fueron exhumados los restos de 5 fosas y dos cementerios. Identificados los cadáveres, fueron velados y sepultados como corresponde por los familiares.

10
- Frente al uso de mesnadas y la acción militar reaccionaria respondimos contundentemente con una acción: Lucanamarca, ni ellos ni nosotros la olvidamos, claro, porque ahí vieron una respuesta que no se imaginaron, ahí fueron aniquilados más de 80, eso es lo real; y lo decimos, ahí hubo exceso, como se analizara en el año 83, pero toda cosa en la vida tiene dos aspectos: nuestro problema era un golpe contundente para sofrenarlos, para hacerles comprender que la cosa no era tan fácil; en algunas ocasiones, como en ésa, fue la propia Dirección Central la que planificó la acción y dispuso las cosas, así ha sido. Ahí lo principal es que les dimos un golpe contundente y los sofrenamos y entendieron que estaban con otro tipo de combatientes del pueblo, que no éramos los que ellos antes habían combatido, eso es lo que entendieron; el exceso es el aspecto negativo…Pero, insisto, ahí lo principal fue hacerles entender que éramos un hueso duro de roer, y que estábamos dispuestos a todo, a todo... (Abimael, 1993).

En Setiembre de 1992, Abimael, El Presidente Gonzalo fue capturado en una casa residencial de Lima. El caso de Lucanamarca fue parte del megajuicio que sirvió para condenarlo. Durante su juicio, los testimonios de Edda y Gualberto fueron claves para condenarlo. Actualmente se encuentra en cárcel pagando cadena perpetua por sus crímenes que cometió.