Cerdopolis

Es sábado y acabo de leer la encuesta de Apoyo un día antes de las elecciones. Todo está consumado. Mañana cuando se conozcan los primeros resultados, el dilema de muchos será si viciar el voto o votar entre Humala y Keiko para segunda vuelta. Castañeda a duras penas habrá llegado al 5% mientras Toledo en franca caída y PPK en falaz subida estarán lejos de pasar a una segunda vuelta.

La lucha en la segunda vuelta estará reñida porque se concentrará en dos ejes totalmente opuestos: los económicos y los valores. Muchos, sobre todo los empresarios y medios de comunicación no tendrán problema en taparse la nariz y negociar con el fujimorismo para proteger sus intereses económicos y el modelo que se cree está beneficiando a los peruanos, mientras que para aquellos que valoran los derechos humanos, la libertad y la democracia con sus limitaciones, relajarán los principios estatistas del ollantismo: Ollanta no podrá hacer lo que Chávez hizo en Venezuela, será un común denominador.

¿Cómo es que llegamos al borde del abismo? ¿Qué gusto morboso hacia la incertidumbre y el suicidio parecemos llevar en nuestras neuronas?

Con tanto hacinamiento de candidatos por perpetuar el modelo económico pro libre mercado, quién estuvo menos de esa derecha económica pudo cautivar el electorado de provincias. Ollanta no tuvo competencia y pudo crecer libremente aunque muchos ingenuamente creímos que ya no representaba a nadie. Explicar el caso de Keiko es más sencillo. El fujimorismo tiene un núcleo duro que se mantendrá siempre alrededor del 21% más allá de lo bien o mal que haga Keiko, que dicho sea de paso ha demostrado tener buena pasta para llevar campañas.

Hasta el momento no entiendo como PPK pudo seducir a buena parte de un electorado al cual no representa. No los explicarán los politólogos y sociólogos. Estando ausente del país y ajeno a las campañas políticas, ha sido una gran sorpresa ver cómo desde amigos muy cercanos a mi modo de pensar como un taxista o vendedor ambulante hayan decidido dar su voto a una persona que se en políticas económicas se encuentra más a las derecha que los otros candidatos y que en políticas sociales se encuentra más ligado al sector conservador, retrógrado y cucufato de Lima, por ejemplo, recalcitrante al matrimonio gay o la despenalización del aborto. Era Toledo el llamado – a mi modo de entender quién debió continuar la conducción del país- pero traicionó sus propia campaña: a un insulto, una propuesta.

Los resultados son a la vez la respuesta del país al modelo que Alan García sostiene que nos ha llevado a ser casi el paraíso, el modelo a imitar. ¿Si tan buen modelo ha sido, por qué los peruanos decidirían por una opción que representa lo opuesto al modelo que nos gobierna? García y su mirada de desarrollo excluyente tienen gran responsabilidad de lo sucedido.

No hay más vuelta, todo está consumado. La pesadilla se hace más posible: Kenji poniendo la banda a Keiko el 28 de Julio, día del cumpleaños de Alberto Fujimori. Elí, Elí ¿Lama Sabachtani?... en tus manos encomendamos el espíritu.