Mientras escribo el post descubro que el cantante Gian Marco ha abierto un hashtag en twitter con el nombre "No más cohetes en Navidad". La experiencia para el más carismático de los artistas nacionales ha sido de la más incómoda. Sin medirlo, había prendido la mecha de la controversia y la pirotecnia de insultos desencadenada escapó de su control. El cantautor llegó a llamar "perros" y "atorrantes" a los internautas quienes no dudaron en disparar todo tipo de calificativos. Finalmente, Gian Marco canceló su cuenta.
Un día antes había colgado en mi cuenta de facebook una foto con un mensaje similar al que realicé el año pasado. En ella posaba con un conjunto de fuegos artificiales anunciando iluminar el cielo, a la vez que pedía disculpas por aquellas mascotas sensibles al ruido. El año pasado nadie observó mi post, ningún comentario sobre el uso de fuegos artificiales o el efecto en los perritos o gatitos. Este año, sin embargo, fue lo que más destacó; y con ellos el supuesto que no tengo mascotas y las bromas -todas en buena honda- de lo torturador que soy además de un consejillo de lo que podría hacer con mis cohetecillos:
La preocupación por las mascotas asustadas ante el sonido pirotécnico no es nueva, pero parece cobrar mayor resonancia, sobretodo con el uso ampliado de las redes sociales. El uso de la pirotecnia tampoco es nuevo, pero también ha recobrado un auge luego de la (casi) finalizada lucha armada; además, se ha avanzado en su regulación, cerrando los canales de comercio de todo aquello que es detonante (llámese rata blanca, chapanas, mama ratas, rascapies, huanuqueño, tronador y calavera) a favor de aquellos que son luminosos y que se venden en ferias legales y autorizadas por la Dirección General de Control de Servicios de Seguridad, Control de Armas, Municiones y Explosivos de Uso Civil (popularmente conocida como DISCAMEC). Las muertes y heridos provienen de la venta y uso ilegal de los detonantes, desafortunadamente vendidas a un menor precio y por inescrupulosos. Sin embargo, no es lo único posiblemente que hay que considerar: El boom inmobiliario y el auge de las telecomunicaciones dibujan un rostro lleno de edificios y cableados aéreos sobretodo en las principales ciudades, que obliga -sino por ley- a tener mayor consideración a normas de convivencia social entre los vecinos: no en horas de madrugada, no en zonas de edificios, no el uso -se insiste- de detonantes. Normas de convivencia que deben ir libre de prejuicios. No son insensibles, ni pobres, ni ignorantes quienes disfrutan de la pirotecnia.
El tema del estrés de las mascotas es un tema aparte. Los fuegos artificiales seguirán ocurriendo en fiestas de Navidad y Año Nuevo. Se debe seguir mejorando su regulación. Sin embargo, es imposible imaginar una prohibición del uso de la pirotecnia debido a la sensibilidad de las mascotas. (Mayor argumento y aunque nadie dice nada es el efecto en el grupo autista; el impacto en la contaminación ambiental). Sugerencias paliativas mientras tanto: medicación del veterinario, albergue para mascotas, alojamiento en cuarto recubierto y con música.
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