Cerdopolis

La anticoncepción de emergencia (AE) es un método usado cuando se ha tenido una relación sexual sin protección. El efecto depende del momento del ciclo menstrual en que se haya tomado la dosis. Existen 3 posibilidades. Si se toma durante la regla o más de 5 días previos a la ovulación, obviamente no existe ningún riesgo ni existe tampoco ningún efecto. Si se toma 5 días antes de la ovulación, entonces el AE impide que ello suceda evitándose la fecundación. Si se toma cuando ya ha ocurrido la ovulación habrá fecundación y el efecto del AE sería evitar la implantación del óvulo fecundado en la pared del útero. Este último efecto es el que ha generado gran debate porque se discute cuándo se inicia la vida, si con la fecundación o con la implantación. Últimas investigaciones apuntan que la AE no tiene efecto posterior a la ovulación. Seguro es que si existe implantación, el AE no tiene ningún efecto y la nueva vida se desarrolla normalmente.

El monseñor Cipriani ha vuelto a opinar por las mujeres y ha pedido la destitución del Ministro de Salud por su decisión de repartir gratuitamente la píldora del día siguiente. Fuera de las discusiones médicas y filosóficas, existen dos situaciones en las que la AE son un derecho individual de las personas desde mi punto de vista: cuando una mujer es violada y cuando un método ha fallado. El primer caso es evidente. Como mencioné en un viejo post, bajo los preceptos de la Iglesia Católica, una mujer violada no tiene derecho a usar anticonceptivos de emergencia para evitar un embarazo indeseado y no le queda otra más que procrear sin importar su edad o si está preparada psicológicamente o económicamente para ello. Poco corazón para quienes no pueden entender la desesperación de mujeres que tienen que truncar su carrera y felicidad porque unos curas y laicos insensibles tienen más derecho de decidir sobre el cuerpo de una mujer que ella misma. En vez de reducir la culpa y apoyar la libre decisión de la mujer, la Iglesia Católica -gobernada paradójicamente por varones- acusa, hostiga, asusta y no muestra empatía. ¿Dónde quedó la misericordia que tanto aprendí de la Biblia?

Una pareja se cuida con condón y éste se rompe por mal uso o vencimiento del preservativo. La pareja o la mujer tienen el derecho de decidir si quieren o no usar la AE basado en sus valores morales, religiosos, filosóficos o individuales luego que un profesional de salud les explica y detalla, por ejemplo, lo que se ha mencionado en el primer párrafo de este post. Sin embargo, la Iglesia Católica se cierra a la ciencia y ofrece la espalda a los feligreses más pobres. Porque lo más absurdo, es que la AE se encuentra circulando libremente en el mercado siendo accesible en farmacias para aquellas mujeres que puedan comprarlo. En el fondo, la Iglesia Católica y la derecha proponen una política inequitativa porque los usuarios que asisten a los centros de salud del estado son aquellas de escasos recursos económicos; son aquellas que al no encontrar una solución en el centro de salud en su desesperación optarán por abortos clandestinos en condiciones pobres de salubridad y escasa profesionalidad médica; son aquellas quienes solas o con ayuda se incrustarán palos, alambres sino algún lavado vaginal con menjunjes de hierbas, detergentes, vinagres o kerosene.

*Caricatura de Heduardo en El Otorongo Nro. 214