No fue un triunfo o campeonato de fútbol sino una declaración de Markarián que me convenció que se trataba de un profesional y estratega completo. Sostenía que estaba haciendo un estudio entre rendimiento futbolístico e inteligencia. Markarián concluía que si se quería mejorar el nivel de rendimiento y profesionalismo de los futbolistas peruanos, se debía mejorar su capacidad de pensar. Luego vino la histórica campaña de Cristal del 97 dirigiendo hasta la final de la Copa Libertadores a Balerio, Soto, Solano, Palacios y Juliño, la columna vertebral de la selección que casi nos clasifica al mundial de Francia 98.


Lo llamaban “Pingüino” por la figura alusiva al personaje de Dany De Vito en la película Batman pero pronto lo empezaron a llamar “Chupetín” por la costumbre de chupar la golosina para reducir la ansiedad durante los partidos. Sin embargo, pronto quedó eterno el chaplín peruano de “Mago” por las soluciones rebuscadas y exitosas cuando no tenía jugadores por estar lesionados o expulsados. Fue Markarián quien colocó al Cuto Guadalupe de delantero, antecedente quizás de colocar al Loco Vargas de volante ofensivo.


Markarián nunca jugó fútbol profesional. Era un hincha más que trabajaba como gerente de una empresa de combustibles hasta que un amigo le pidió que dirigiese una selección de infantiles. Empezaron los primeros éxitos, pero fue cuando vio a su querida Uruguay ser humillada por Holanda que Markarián dejó su trabajo de gerente para dedicarse íntegramente a la dirección técnica. En 1993, llegó por primera vez al Perú.


Asumido la dirección del equipo de mayores, Markarián entendió que el primer problema no era futbolístico sino clima. El último puesto en las eliminatorias pasadas había creado una fractura casi insalvable entre aficionados y dirigentes; entre periodistas y futbolistas. Alguna vez había hablado de Paraguay “El gran mérito de Paraguay ha sido el juntar dirigentes, técnicos y jugadores, la prensa no se juntó, pero cuando se juntan por lo menos tres de ellos los procesos son gananciosos. En otros países los jugadores viven peleados, hay celos hasta por el capitanato (sic), hay grupos y por eso están condenados a perder, están condenados a que el mundial pase y ellos no estén». Por ello, el Mago incluso antes de llegar al país se enrumbó a crear unidad alrededor de la selección. Aprovechando el consenso que generaba se puso de interlocutor y articulador brindando entrevista a quien se le cruzase en el camino. No es casual prestar su persona para spots publicitarios. No fue casual verlo cantando el himno nacional leyendo un papelito. Sabía que lo filmaban.


Más que un seleccionador, Markarián es un estratega. No piensa en un partido de fútbol, piensa en un campeonato. El objetivo de la Copa América era conseguir 6 partidos de práctica y lo consiguió. Quedar cuarto o primero era lo de menos. No impone un sistema, crea uno con el material humano que tiene. Incorpora todo lo que la tecnología y la ciencia puede aportar: herramientas tecnológicas, nutricionales, psicológicas y estadísticas. Suele apostar por jugadores no consagrados y crear nuevas posiciones para ellos. Cruzado –hoy jugando en Italia- es obra de Markarián. El Mago conoce al futbolista peruano; mantiene contacto permanente con los jugadores y los clubs donde laboran. Por otro lado, ya sabe lo que es clasificar a un mundial. Se la pasa recolectando información y videos del rival. Los estudia minuciosamente. Markarián no deja nada al azar.



El problema del Mago es el temperamento. La irascibilidad es la peor debilidad del técnico. Es un “inestable emocional” dijo Alfredo Gonzáles quien lo trajo por primera vez al país en el 93. “Estoy podrido de los rótulos, podrido” explotó en conferencia de prensa durante la Copa América y se fue de boca contra entrenadores y periodistas chilenos. Frase que pronto se extendió en boca del pueblo y a los mejores programas cómicos. La frase “Me voy” está presente en su vocabulario. Dicen que renunció muchas veces antes de irse definitivamente de la U. Al parecer, no tolera la presión. “Why Amoako, why?” es una frase que rumeaba frente a la inoperancia de Amoako -un jugador africano traído al Cristal. No dirigió a Paraguay por pelearse con los dirigentes; se fue llorando del Cristal y si no ha entrenado a la selección uruguaya es por sus constantes críticas a la federación charrúa. Aunque ahora nadie lo crea, no es descabellado que un día se ofusque y renuncie. Además, su emotividad lo traiciona. Se le acusa de excesivo sentimentalismo. Muchas veces justificó no venir a dirigir a la selección peruana porque le dolía tener que enfrentar al Uruguay. Fue una de las primeras preguntas que le hicieron al llegar al país. Dijo que estaba superado y como el destino quiso probarlo, su primer partido oficial fue contra Uruguay. Creo que felizmente para él y aunque no lo diga, el resultado fue el que esperaba: Empate.


Burga puede estar frente a lo que mejor ha hecho en toda su nefasta carrera. Sin embargo, visto desde otra perspectiva, Markarián sólo es traído para dirigir a la selección de mayores con miras a clasificar al mundial. Ningún trabajo con menores, ninguna reestructuración del sistema, nada sobre el campeonato local, ni menos la presencia de un entrenador peruano que continúe su legado. Cuando Markarián se vaya, se acabará la magia.


Perú acaba de acabar tercero en la Copa América; llega sin ningún lesionado o expulsado; existe un romance entre dirigentes, hinchas, periodistas y jugadores; las entradas quedaron agotadas en apenas dos días; existe una nueva camiseta, un nuevo estadio; como nunca Perú entra a la cancha de favorito; todas pero todas las condiciones están dadas para ganar; y es precisamente eso lo que preocupa. El excesivo entusiasmo, el cero a cero del primer tiempo, la ansiedad de ser local, los turistas en la cancha en silencio y la impaciencia por el gol. Cada partido será un sufrimiento. Luego toca visitar Chile, descansar en la tercera fecha y más adelante Ecuador. Lo más probable es que para finales del 2011, Perú sólo tenga 3 o 4 puntos y se ubique penúltimo en la tabla. Difícil campaña y uno preferiría ir de menos a más; sin el rótulo de favorito. Perú es de los equipos que deslumbra una fecha y decepciona en otra. Con un campeonato tan largo, son lógicos los baches, los partidos perdidos, la falta de jugadores, la sequía de algunos delanteros, la bronca de los hinchas o periodistas, el escandalo creado, la crisis. Ojalá Markarián saque toda la magia y no reafirme la imagen de excesivamente visceral que puede ser.

Posted by Cerdas Travesías on

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